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Lentillas para Niños: cuándo usarlas, tipos y precauciones

Lentillas para Niños

¿Gafas o lentes de contacto? ¿Qué es mejor para los niños? Probablemente, te has planteado estas interrogantes. Muchos padres se hacen las mismas preguntas, tratando de encontrar una solución idónea y confiable para la visión de sus hijos.

Y es que existen ciertas dudas respecto al uso de lentillas en niños. Por ejemplo, si suponen un problema para ellos. Pues, se tiene la creencia de que son invasivas, difíciles de poner, se rompen o requieren de mucho tiempo y cuidados.

Según los especialistas, los infantes también pueden usarlas sin inconvenientes. Aunque efectivamente deben seguir un protocolo en cuanto a manejo e higiene, son cómodas y seguras. Además, se adaptan a ellas incluso más rápido que los adultos.

Sin embargo, lo ideal es que sean evaluados antes por un oftalmólogo. ¿Por qué razón? Para descartar la presencia de alguna patología que los afecte al tenerlas puestas. Nunca es bueno tomar la decisión por voluntad propia, sin la ayuda de un especialista.

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¿Desde qué edad se recomiendan lentillas en niños?

En realidad, no hay un tiempo exacto. Depende de varios factores como el motivo médico por el cual son recetadas. De hecho, algunos bebés nacen con cataratas congénita, tienen que ser operados a los tres meses, e inmediatamente colocarles lentillas.

También influye el grado de madurez y responsabilidad del menor. Si es muy pequeño, lo mejor es esperar hasta que desarrolle conciencia de lo que implica tener lentes de contacto. De ese modo, entenderá la importancia del uso correcto.

Algunos médicos los recomiendan a partir de los 7 u 8 años, siempre y cuando exista una razón terapéutica. Ese sería el momento perfecto para instruirlos sobre cómo manejar correctamente esos objetos transparentes de plástico o vidrio.

Todo es cuestión de aprendizaje y disciplina. Si le enseñas cómo colocarlos y quitarlos, lo más seguro es que lo haga bien. No obstante, debido a que cada persona es particular, a algunos niños les cuesta un poco más acostumbrarse, en comparación con otros.

¿Existe algún riesgo para la salud visual de los niños?

Esta es otra de las cosas que quizás te preocupe. A menudo, los papás piensan en la posibilidad de que pierdan una lentilla o se les rompa. Y, en el peor de los casos, que les cause algún daño ocular. Pero el riesgo es el mismo independientemente de la edad.

Por ello, es fundamental seguir todas las indicaciones dadas por el especialista respecto al cuidado de los lentes de contacto. Es decir, no tocarlos con las manos sucias, usar una solución adecuada para la limpieza y guardarlos en su respectivo estuche.

De igual forma, es indispensable respetar el tiempo de uso recomendado y el período de vencimiento. Si son desechables deben descartarse en la fecha indicada. Cuando no se cumple con estas recomendaciones, resultan peligrosos para la vista.

El mal empleo puede ocasionar diversos padecimientos como infecciones oculares graves y ulceraciones en la córnea. Aunque tu hijo sea autónomo, no está de más supervisarlo para asegurarte de que todo está en orden y no corra riesgos.

Circunstancias que ameritan la utilización de lentes de contacto en niños

Por lo general, se recomiendan para los niños que practican algún deporte. Si el tuyo está en una selección de fútbol del colegio o realiza otra actividad física en la que le resultan incómodos los anteojos, las lentillas son una buena alternativa.

¿Por qué? No limitan el campo visual, lo cual es una gran ventaja. Además, no se caen, rompen ni empañan como las gafas convencionales. También son útiles cuando presentan problemas en la córnea o ven mal por un solo ojo.

Por ejemplo, se recomiendan en caso de queratocono, ya que produce deformación de la córnea. Entonces, hay que usar un lente rígido para que se adhiera a la superficie frontal, la moldee y el infante no tenga tantas dificultades visuales a futuro.

Otras razones médicas son la miopía, hipermetropía, estrabismo y astigmatismo. Incluso, se aconsejan por motivos estéticos para mejorar la autoestima. Lo que no justifica la mayoría de los oftalmólogos es el uso cosmético en niños, como el cambio de color.

Tipos de lentillas para uso pediátrico

Existen lentes para todo tipo de dioptrías y problemas visuales. Desde esféricos para compensar la miopía o hipermetropía, tóricos para el astigmatismo, y multifocales para la presbicia. Es decir, para aquellos con defectos refractivos de lejos y también de cerca.

Los que más se utilizan hoy en día son los blandos, hechos con hidrogel de silicona. Esto es debido a que proporcionan mayor comodidad. Dentro de esta categoría, encontramos los de reemplazo diario, quincenal, mensual o trimestral.

Esta es, quizás, la mejor opción para los pequeños porque son más higiénicos. Al ser desechables no necesitan una rutina de mantenimiento. Los de utilización diaria no acumulan suciedad. Eso significa que no hay que preocuparse por la limpieza.

Además, son flexibles y permiten una mejor oxigenación, por lo que el ojo se mantiene hidratado más tiempo. También hay lentillas rígidas permeables al gas, las cuales resisten hasta un año, desinfectándolas apropiadamente.

Beneficios de las lentillas para los niños

Los lentes de contacto ofrecen numerosas ventajas para los chicos. Comenzamos por destacar que son mucho mejores para realizar actividades deportivas. Cuando tienen fórmulas muy altas, el hecho de quitarlas es difícil para ellos, ya que no logran ver bien.

Eso dificulta muchas veces el desempeño deportivo. Pero quedarse con las gafas puestas es peligroso. Si sufren un impacto pueden romperse y lastimar el ojo. Las lentillas son más seguras y permiten una actuación eficiente.

Por otra parte, cuando se adaptan a la forma ocular mejoran ciertas ambliopías como el ojo perezoso. Además, los ayuda con la parte estética. A muchos niños no les gusta usar anteojos porque temen las críticas de sus compañeros del colegio.

En cambio, cuando el lente no se ve, tienden a socializar más porque se sienten cómodos consigo mismos. Otro beneficio es que les enseña desde pequeños a ser responsables. Pues deben comprometerse a preservarlos en todo momento.

¿Cómo colocarlos y cuidarlos?

El primer paso es lavarse bien las manos antes de tocarlos. Se recomienda hacerlo con un jabón suave, enjuagar y secar con un paño libre de pelusas. Luego, sacar los lentes del estuche, empezando siempre por el derecho, a fin de no confundirse de ojo.

Es importante que tu niño tenga a mano la solución para hidratarlos. Si es multiuso, servirá también para limpiar, enjuagar, desinfectar y conservar. Generalmente, traen en cada caja un porta lentes para reemplazarlo mínimo cada tres meses.

Después de usarlos, hay que eliminar el líquido ya utilizado y verter uno nuevo. Asimismo, debe verificar que el lente no esté al revés. Cuando es así, los bordes se ven hacia afuera. Para insertarlo en el ojo, se coloca en la punta del dedo índice.

Sosteniendo los párpados, se mira hacia arriba y se coloca en la parte blanca. Luego, ver hacia abajo para posicionarlo y cerrar por un momento. Si la visión es clara, significa que lo colocó bien. De no ser así, la visión será borrosa. Igual si no está totalmente limpio.

Mira el video: Cómo Ponerse y Quitarse las Lentillas

Precauciones fundamentales antes de elegir lentillas para tus hijos

Para prevenir daños también es esencial tomar una serie de precauciones. Por ejemplo, evitar que el niño se bañe en piscinas o playas con las lentillas puestas. A menos que use algún tipo de gafas protectoras que impidan la entrada de agua.

En esos lugares hay muchos microorganismos y elementos químicos, capaces de ocasionar irritación e infecciones oculares. Tampoco es conveniente que se duerma con los lentes de contacto puestos, salvo que hayan sido diseñados para ese fin.

La razón es que el ojo necesita descansar, oxigenarse y adaptarse nuevamente al lente al día siguiente. No obstante, existen las lentillas llamadas Orto-K, que se emplean como tratamiento para corregir la graduación durante el sueño.

Están indicadas para ciertos grados de miopía y astigmatismo. Otro aspecto clave a tomar en cuenta es el período de uso. Fíjate en la fecha de vencimiento, pues pasado ese tiempo se empiezan a deteriorar y contaminar, pudiendo causar lesiones.

¿Tu hijo está preparado para usar lentillas?

Antes de comprar los lentes de contacto, debes preguntarte si el pequeño está listo para cumplir con esa responsabilidad. Comprueba si el niño es capaz de seguir instrucciones y tiene la voluntad de aprender.

Generalmente, los pequeños deportistas saben que los necesitan para hacer sus actividades. Eso hace que se esfuercen por conocer cómo colocar y retirar esos objetos. En pocas semanas, muchos de ellos ya lo dominan.

Adicionalmente, verifica cuáles son sus hábitos de aseo. Si acostumbra tener las manos limpias y todo en orden, no tendrá problemas. Más bien, será un excelente candidato para usar lentillas de forma adecuada.

Igual sucede si se trata de un escolar metódico y ordenado. Como responsable de él o ella, debes inculcarle esa costumbre y llevarlo a sus controles médicos.. La evaluación permite detectar alguna posible alteración y evitar complicaciones.

Durante el chequeo previo, el especialista revisa toda la estructura del ojo. De ese modo, se da cuenta cómo funciona y si el paciente es apto para usar ese tipo de lentes.


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