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10 Tips Para Cuidar tu Vista a Diario en Invierno

No es extraño que durante el invierno tengas la calefacción de tu hogar, el trabajo y el automóvil muy elevada para mantener el calor corporal. Sin embargo, no olvides que esa forma de protegerte del frío resulta muchas veces perjudicial para la vista.

Eso se debe a que los sistemas de aire no solamente resecan el ambiente, sino también el globo ocular. La evaporación excesiva de lágrimas hace que sientas una sensación de escozor, ardor o de un cuerpo extraño en el interior, ¿te ha ocurrido?

Cuidar tu Vista a Diario en Invierno

Si has tenido antes problemas de ojo seco, lo notarás más cuando el viento sople directamente en la cara. Los primeros síntomas son: enrojecimiento, irritabilidad y secreción, lo cual pudiera ocasionar situaciones futuras más severas.

Es importante no frotar el área afectada y acudir al oftalmólogo al presentar estos signos. El médico te hará un examen para ver lo que ocurre. Una vez lo determine, te dará las indicaciones correspondientes para aliviar las molestias y evitar que suceda de nuevo.

Impacto de la radiación solar en invierno

Otro error usual en esta temporada, es creer que la radiación del sol es menos dañina que la del verano. En realidad no es así, por lo que es necesario que continúes protegiéndote, en especial si practicas algún deporte de montaña o de altura, como esquí o alpinismo.

La luz solar también puede dañar tus ojos aunque te encuentres en un sitio nublado o muy frío, pues la nubosidad no impide completamente el paso de los rayos ultravioleta (UV). Además, estos se reflejan en la nieve causando deslumbramiento.

Según el estudio Solar Global UV 2003, de la Organización Mundial de la Salud (OMS), más del 90% de la radiación atraviesa las nubes que no son tan densas. Por su parte, la nieve limpia es capaz de reflejar un 80% de luminosidad, provocando quemaduras solares.

Asimismo, la intensidad UV es mayor cuando la distancia entre la superficie terrestre y el nivel del mar es más alta. Cuidarse es sencillo, en este artículo te decimos 10 maneras de hacerlo para que el clima de esta estación del año no afecte tu salud.

1. Humedece los ojos con lágrimas artificiales

Mantener el órgano visual lubricado es fundamental para prevenir la sequedad. Recuerda que el aire caliente que se desprende de las calefacciones, aunado al uso excesivo del ordenador o pantallas de los teléfonos móviles, tiende a secarlo.

Si ya tienes esa condición que se caracteriza por la escasa producción de lágrimas naturales, probablemente sientas un dolor punzante. Incluso, podrías presentar ulceraciones e infecciones si no te cuidas adecuadamente.

Los colirios sirven para humectar la superficie ocular proporcionándole la cantidad de líquido que no produce. Algunas personas requieren aplicarse gotas varias veces al día y otras una sola vez, pero el médico es quien lo determina.

2. Utiliza aparatos humificadores

Tomar medidas en el ambiente interior es igualmente importante. Se recomienda el uso de humificadores para aumentar la humedad del aire. De esa forma evitarás que la atmósfera cálida y seca dañe tu vista.

Esos dispositivos emiten vapor de agua para equilibrar el estado húmedo de los espacios cerrados, como por ejemplo, la casa o el lugar de trabajo. Algunos funcionan con ventiladores, vibraciones ultrasónicas o vaporizadores, pero todos tienen la misma función.

Su utilización te permitirá tener una corriente de aire adecuada y confortable, además de prevenir circunstancias adversas. Por ejemplo, enfermedades respiratorias provocadas por virus, bacterias y otros microorganismos.

3. Lleva lentes de sol para protegerte

Estas gafas son tan esenciales en días soleados como en los de clima frío. La radiación solar es más fuerte en invierno y los niveles elevados de energía pueden dañar la retina. Por tal razón, se aconseja usarlas al exponerse al aire libre.

Las personas de ojos claros tienen mayor sensibilidad, por lo que deben protegerse un poco más. Procura usar anteojos de alta calidad que bloquen los rayos UV y filtren al mismo tiempo la luz visible.

Asegúrate de llevar contigo lentes polarizados si vas a lugares donde hay nieve. En estos entornos la luz del sol rebota produciendo resplandor, y el brillo intenso provoca dolores de cabeza relacionados con la vista.

4. Usa anteojos protectores

Si eres de quienes se divierte lanzando bolas de nieve o esquiando, acostúmbrate a usar anteojos protectores. No sería raro que alguna gota de agua o cristal de hielo entre dentro del ojo por accidente.

Los que tienen dos capas, evitan que se empañe el interior y se dificulte la visión. Hay modelos completamente cerrados, los cuales impiden que se cuele la luz y el viento, por lo que ofrecen mayor protección.

Las monturas son generalmente de plástico, lo cual es conveniente ya que las metálicas se enfrían según la temperatura existente. Si tienes lentillas puestas, evitará que se ensucien y eso cause irritación o alguna infección.

5. Mantén hábitos de higiene

Durante el invierno son comunes los episodios de gripe o resfriado. Estas afecciones suelen provocar goteo nasal y lagrimeo constante. Si pasas las manos sin lavar por los ojos es posible que se infecten.

Frotarlos no alivia la sensación de arenilla, por el contrario, la empeora. Es probable que la conjuntiva se inflame y desarrolles conjuntivitis o queratitis. Desinféctate bien las manos antes de tocarlos.

Tampoco es buena idea compartir con otras personas toallas de mano, pañuelos, máscaras de pestañas o pinceles de maquillaje. En caso de que alguna de ellas tuviera una infección ocular podría contaminarte.

6. Colócate compresas húmedas

En lugar de frotarte los ojos cuando te empiecen a picar o arder, colócate una compresa húmeda y tibia sobre los párpados durante unos minutos. Eso disminuirá la desagradable molestia y te ahorrará preocupaciones.

En caso de que tengas algo dentro, aplica unas gotas de colirio para que el líquido haga un barrido y junto con el parpadeo lo limpie. Si persiste el roce, hay que ir a un oftalmólogo para que retire lo que está causando daño.

Hacerlo por tu cuenta sería un error porque existe el peligro de lesionar la córnea. Si lo presionas muy fuerte, los vasos sanguíneos que envuelven la parte blanca se rompen y en consecuencia aparece una mancha roja.

7. Parpadea a menudo

Cuando te quedas observando fijamente algo durante varios minutos, parpadeas con menos frecuencia. Eso también cuenta como causa de la resequedad ocular y contribuye a empeorar dicha condición oftalmológica.

Esto, sumado a la escasa humedad que predomina en los ambientes fríos con calefacción, resulta muy perjudicial. Aumentar conscientemente las veces que parpadeas ayuda a estimular las glándulas lagrimales para que no se sequen.

Se trata de un acto simple, pero eficaz, ya que permite seguir lubricando en forma de lágrimas. Para hacerlo correctamente y evitar tener visión borrosa, los oftalmólogos recomiendan cerrar completamente los párpados.

8. Hidrátate bien

Otra forma de combatir ese problema, sobre todo en invierno, es ingiriendo mucho líquido para mantenerse hidratado. A veces, la sequedad oftálmica es un signo de que el organismo no tiene suficiente agua.

La deshidratación desequilibra el balance fisiológico dentro del órgano visual y se relaciona con la aparición de ciertas enfermedades. Entre ellas, las cataratas, el glaucoma, desprendimiento del vítreo y la uveítis.

Beber las cantidades de agua recomendadas mantiene la membrana mucosa húmeda y alivia las molestias provocadas por tales patologías. Incluso, reduce la inflamación y hace que los ojos se vean más luminosos y saludables.

9. Descansa de las pantallas

En época de verano las personas tienden a salir en las noches, pero cuando llega el frío invernal van a casa temprano. La mayoría se confina en el interior de su hogar y eso implica pasar más tiempo usando la computadora y otros instrumentos digitales.

Allí permanecen la mayor parte del día, sin contar las horas que ven televisión, trabajan frente a la pantalla del ordenador, o revisan los mensajes en sus teléfonos móviles y tabletas. La exposición excesiva afecta la función del parpadeo y por ende la vista.

Lo aconsejable es enfocarse en actividades que no requieran tanto el uso de esos aparatos. De no ser posible, aplica la regla 20-20-20, la cual consiste en apartar la mirada de esos objetos cada 20 minutos y mirar otro a 20 pies de distancia por 20 segundos.

10. Hazte un examen de la vista a tiempo

No esperes a que llegue la temporada fría para ir al oftalmólogo. Programa una visita con tu doctor para comprobar si tienes algunos de los síntomas mencionados, requieres cambiar la fórmula correctiva de tus anteojos o ameritas otro tratamiento.

En la consulta, podrás aclarar cualquier duda que tengas respecto a la forma cómo debes cuidarte. Por ejemplo, cuál es el filtro de lentes más apropiado para ti, qué tipo de lágrimas artificiales necesitas y qué alimentos debes incluir en la dieta para favorecer la visión.

Los exámenes periódicos permiten detectar patologías oculares en fases tempranas y tratarlas con más posibilidades de éxito. Lo ideal es hacerte un chequeo médico cada seis meses o un año, dependiendo de tu edad y condición de salud. Pregunta al oftalmólogo qué es lo indicado.


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